Pocos filmes son capaces de hacer llorar a un adulto.
“El campo de los sueños”, estelarizada por Kevin Costner en 1989 y basada en la novela “Shoeless Joe” de W.P. Kinsella, es una película que forma parte indiscutible de la cultura beisbolera.
Frases como “Si lo construyes, él vendrá,” o el diálogo “¿Aquí es el cielo? No, es Iowa,” están en el vocabulario común de cualquier aficionado. “El campo de los sueños” habla de lo arraigada que puede ser la pasión por jugar béisbol, pues trasciende incluso a la muerte, pero también trata sobre la importancia que tiene el juego de pelota en la cultura norteamericana. Muestra la forma en que el amor por el juego y el conocimiento beisbolero son heredados de padres a hijos, quienes viven momentos de calidad cuando juegan a atrapar la bola o ven béisbol juntos.
En “El campo de los sueños” es más importante seguir la voz de la conciencia que el sentido común.
Los valores trascendentes se sobreponen a los mundanos, aunque ello signifique renunciar a la lógica. Servir al béisbol trae su recompensa, ya sea cerrar círculos con el padre muerto, volver a jugar béisbol, o recuperar el sentido de la vida para escribir novelas de nueva cuenta.
No solamente vale la pena ver esta película, también es recomendable tenerla en la videoteca personal. Las actuaciones de Kevin Costner y Amy Madigan son buenas y también es notable la participación de Burt Lancaster en el papel de Moonlight Graham, pero el monólogo que hace al final James Earl Jones (en el papel del escritor ficticio Terrence Mann) es imperdible: “…este campo, este juego, son parte de nuestro pasado. Nos recuerdan todo lo que fue bueno y que puede volver a ser.”
Hoy, jueves 12 de agosto de 2021, la MLB celebrará un juego en ese mítico lugar de Iowa, con todo y campo de maíz entre los Chicago White Sox y los New York Yankees.
Gracias por recrear nuestros sueños. Los reto a no llorar.
Patricia Guerra