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Una reina para el rey. / Por Mon Cruz Pinto

Actualizado: 7 mar 2021

Otra vez llegó esa fecha en la que todos hablan de las mujeres, de su fortaleza o sus virtudes, algunos equivocados felicitan y celebran, pero al menos para mí, suenan a condolencias por ser lo que somos.


En cada uno de los aspectos de la vida, siempre que no sean "cosas de mujer", el mundo duda de las capacidades del "sexo débil" y a veces me pregunto, ¿soy débil al recibir y aguantar, con la cara en alto, una mirada lasciva? ¿soy débil al recibir comentarios que denotan que me rindo ante un hombre todo el tiempo?; y sobre todo, ¿soy débil cuando se preguntan si en verdad sé de beisbol?.


Yo creo que no.


El diamante en muchos casos está plagado de pensamientos misóginos y retrógrados, aunque no lo notemos. Incluso hay veces que nos hacen dudar de que es lo que hacemos en un campo de beisbol y me lo he preguntado, ¿será que este lugar no es para mí, para nosotras?


Después de poder hacer entrevistas a dos mujeres que participan activamente en el rey de los deportes, me surge la duda de si no puede haber una reina para este rey que nos ha tratado mal. Y he aprendido a la mala, que no todo es miel sobre hojuelas cuando una mujer se inmiscuye en el terreno.


Las preguntas cuando una mujer entró al mundo del ampayeo eran las mismas. ¿Como le da tiempo a Luz Gordoa de atender su casa, de atender su familia, de atender su femineidad?. ¿De verdad son necesarias las preguntas? Si Luz está ahí es porque puede y punto.


Para Cristina Medina, "la Guera", tampoco fue fácil. Directivas se negaron a que participará como trainer de varias novenas, fue cuestionada sobre cómo iba a entrar a un club house lleno de hombres en poca ropa, le preguntaron también si no le incomodaba el trato con los jugadores, pero al final, su trabajo lo demostró y sigue activa, ahora con el Águila de Veracruz.


Yo misma he sido blanco de órdenes de algún miembro de un equipo de darle mi teléfono y al negarme recibir un -¿no te dejan?, ¿te regañan?-.


Mi poca experiencia o mi juventud o mi increíble necesidad de ser políticamente correcta no me dejó responder que nadie me mandaba a hacer algo, o que nadie me tenía que regañar, y que simplemente no quería dar mi teléfono. A cambio el sujeto recibió un tímido -no- y una sonrisa forzada que disfrazaba la impotencia que me corroía.


Otra vez me gritaron cuando caminaba a mi lugar de trabajo, a lado del dugout. Nunca supe quienes fueron, nunca tuve tiempo, ni el suficiente valor de voltear y preguntar quién había sido y que querían, más allá de molestar.


Cada una de las veces que me he visto envuelta en este tipo de acciones que no demuestran, de ninguna manera esa equidad de género que tanto presume la LMB, me había quedado con las ganas de denunciarlo. Heme aquí, diciendo lo que todas las reporteras hemos pasado alguna vez en la vida.


Ya no hablamos de todas las veces que alguno de nuestros compañeros, haya dudado que estamos en el beisbol para encontrar pareja, o al menos un affair casual con un jugador.


No, muchas no estamos buscando nada, más que trabajar como lo hacen ellos.


Y por increíble que parezca y como si se tratara de una maldición, no serán pocas las compañeras de prensa que también nos hayan juzgado con la misma pregunta, las que nos han criticado, o por nuestra apariencia, o por nuestras fotos, o por cualquier comentario, hasta saciar sus ganas de destrozar a una como ellas, que solo busca un lugar en el periodismo deportivo.


Hoy, hombres, levanto la voz para demostrar que si estoy en un diamante es porque puedo y porque soy capaz. Hoy, mujeres, levantó la voz por ustedes, aunque me hayan aplastado con una crítica, porque yo sí quiero que todas caminemos juntas base por base hasta el home, que seamos respetadas, no juzgadas; y que por fin, en algún momento de la historia del beisbol, seamos vistas como un igual.



Mon Cruz Pinto.

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