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Trampas, trampitas y tramposos. // Por Patty War

¿Qué los Astros hicieron trampa? Uy qué malos.


El beisbol es un deporte competitivo, en el que se juegan el honor, la gloria y mucho dinero. Por ello, siempre, desde sus inicios ha estado rodeado de trampas. Sí, como se lee y no dude usted que el más adorado de sus héroes, ese que usted tiene en su baldaquín particular y que incluso tiene su foto en la pantalla de la computadora, haya cometido algún pecado en contra de la honestidad a lo largo de su carrera, porque en el beisbol la trampa está permitida, siempre y cuando no se descubra.


La historia de la chapuza beisbolera es larga y antigua como el juego mismo.


Remontémonos por ejemplo al 17 de septiembre de 1900, el shortstop de los Cincinnati Reds descubrió que el coach de tercera base de los Phillies de Philadelphia, Pearce “Petie” Chiles, recibía señales en clave Morse a través de un aparato que estaba enterrado superficialmente en el cajón del coach.


Las señales del catcher eran robadas mediante unos binoculares y enviadas a Chiles, quien a su vez las comunicaba por señas convencionales al bateador. No por nada los Phillies tenían un récord en casa de 36-20, el mejor de la liga, pero en gira, ostentaban un penoso 24-35. Al final del cuento, el equipo nunca admitió su culpa ni recibió castigo alguno.


Ya descubierto, el sistema del aparato y la clave Morse resultó anticuado. Otros equipos, como los venerados Yankees, usaban una azotea o rentaban un departamento en algún edificio frente al estadio, desde donde podían ver el home con unos binoculares o un telescopio y las señales eran a veces espejos, otras veces letreros publicitarios, o hasta un periódico doblado.


Bob Feller, un héroe de guerra, salón de la fama y distinguido visitante con los Indios de Cleveland en el Parque Delta, usaba un telescopio que le sirvió en sus tiempos de marinero durante la Segunda Guerra Mundial en el USS Alabama, para robar señales. “Todo se vale en la guerra, en el amor y cuando quieres ganar un banderín”, dijo el propio Feller. Ponían el aparato con un tripié atrás de la pizarra del estadio y según el propio velocista, se podía ver hasta la mugrita en las uñas del catcher.


En 1962, Rogers Hornsby, el tremendo bateador y salón de la fama, escribió un artículo en la revista True titulado: “Tienes que hacer trampa para ganar en el beisbol”, en el que ilustró con lujo de detalle su experiencia en grandes ligas. Escribió que en beisbol el 95% de los pitchers hacen trampa y que el otro 5% todavía no se dan cuenta cómo hacerle.


Así las cosas desde hace tanto tiempo, nos preguntamos ¿Cómo se hace trampa en el siglo XXI? La tecnología es de alcances insospechados, por eso no nos sorprende que los Astros sean acusados de usar un cesto de basura para comunicar las señales obtenidas con trampa. Suena hasta pueril.


¿Usted qué opina?



Patricia Guerra

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