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Temporada Cancelada // Por Patty War

Actualizado: 13 ago 2021


La decisión de cancelar la temporada 2020 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) no tomó por sorpresa a casi nadie. Una liga que depende mayoritariamente de las entradas y las ventas en los parques de pelota no tenía forma de solventar los enormes gastos en los que se incurre entre nómina, viáticos y otras erogaciones.


Sin embargo, fue un anuncio triste porque implica afectar el ingreso de cientos de familias que dependen del béisbol de verano. No solamente los peloteros, también quienes directa e indirectamente se sostienen de toda una industria. No se puede culpar a nadie, resulta ocioso pensar que los directivos pudieron tomar una decisión diferente porque en esta ocasión, cancelar era lo más sensato.


La reflexión en este caso debe apuntar al futuro porque lo que se ha hecho en las últimas décadas es injusto y anacrónico. Es más, si no hay un cambio significativo, si no se aprende la lección, no tendremos béisbol tampoco en el 2021.


Nuestra pelota tiene más de cien años de atraso en lo que respecta a los derechos de los jugadores. No existe un organismo que represente los intereses del elemento humano más importante de este deporte: El pelotero.


Cuando en 1885 John Spalding quiso topar el salario de los jugadores, la respuesta de estos fue formar la “Hermandad del Pelotero Profesional”. Ese fue el primer paso de lo que se concretó hasta 1965 como la Asociación de Jugadores de Ligas Mayores (MLBPA por sus siglas en inglés) ¿Y en México?.


Cuando un grupo de valientes levantó la voz en 1980 para protestar contra el trato inhumano que recibían por parte de un directivo y se formó la Asociación Nacional de Beisbolistas (ANABE), los hilos del poder se movieron para aplastar el movimiento e incluso se borró el nombre de algunos en cierta Enciclopedia del Béisbol Mexicano. Se

volvió tabú mencionar el tema y de una asociación de peloteros, ni hablamos.


Por eso en la LMB todavía existe la regla de “reservar” jugadores para castigarlos sin que haya defensa alguna contra una práctica tan cruel, como de señores feudales. Los peloteros no tienen prestaciones sociales, vaya ni las de ley. Se les paga sólo si juegan y cuando llega la hora del retiro, a una edad en la que la mayoría de los profesionistas están en el pináculo de su carrera, pues nada, bye.


Está la excepción de los equipos de Alfredo Harp, que, cumplidos ciertos requisitos, cuentan con un plan de retiro, pero solo son dos franquicias ¿Qué pasa con los demás? la mayoría firmados muy jovencitos, sin terminar sus estudios y de pronto, antes de los 40 años, se ven sin la oportunidad de ganarse la vida en lo único que saben hacer.

La MLBPA es una voz fuerte en la conversación del béisbol de Grandes Ligas, que no permitiría jamás que sus agremiados sufrieran las condiciones que viven los peloteros de la LMB. Si esta industria quiere sobrevivir, lo primero que tiene que hacer es proteger a su activo más valioso.


¿Cómo? Pues a reinventarse. Los dueños tienen recursos y prósperos negocios, lo que significa que poseen visión ¿Qué pueden hacer para ofrecer una actividad remunerada a los peloteros mientras dura la pandemia? Muchos son filántropos. No se trata de dar limosna, sino de hallar juntos una salida viable. Cualquier trabajo es digno.

Lo que no se vale es cancelar de un plumazo toda la temporada sin hacer algo por ayudar a la comunidad beisbolera y mucho menos recomendar a los peloteros que “aprendan a ahorrar”.


Patricia Guerra

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