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Nació en las canchas de tenis, pero quiere crecer en el diamante.

El hijo de las leyendas del tenis Andre Agassi y Steffi Graf se siente más cómodo en la caja de bateo que en la línea de saque; busca hacerse un nombre en el mundo del beisbol.


MLB.- Para responder tu primera pregunta, no, Jaden Agassi nunca se interesó de verdad en el tenis.


Claro, el muchacho se sabe mover en las canchas de tenis, el deporte asociado con sus dos famosos padres, Andre Agassi y Steffi Graf. Pero eso no siempre termina en Jaden pegándole lo más fuerte que puede, sin detenerse a pensar mucho en las reglas o las líneas.


Su papá y su mamá podrán tener 30 títulos de Grand Slam combinados. Pero lo que quiere Jaden es conectar grand slams.


“Amo el béisbol”, dice. “Quiero a mis compañeros, sobrevivir y batallar con tus hermanos. Cada juego viene con sus propios retos. Me gusta descubrir cuáles son y superarlos”.


Jaden, de 18 años, está siguiendo ese amor y forjando su propio camino en el mundo del deporte. Juega en la tercera base y también es lanzador derecho, aunque ahora mismo se está recuperando de una cirugía Tommy John en el codo del brazo de lanzar. Y tiene previsto comenzar su carrera universitaria en la Universidad del Sur de California en el otoño después de asistir a Las Vegas Recruits, una academia para jugadores de béisbol.


Con el Draft recortado debido a la pandemia del coronavirus, Agassi, quien mide 6 pies y tres pulgadas y pesa 212 libras, probablemente no sea profesional de una vez. Afirma que ve el Draft como un “Plan B” y sabe – específicamente viniendo de una lesión—que todavía tiene mucho que demostrar en el terreno, al igual que sus padres tuvieron que demostrar en la cancha de tenis.


“Vengo de un deporte donde te comes lo que matas”, dice Andre Agassi. “No esperas que alguien crea en ti, sino que te abres tu camino. No ha cambiado mucho con él. Cuando tus padres han vivido en el nivel más alto del deporte, no te cautiva todo ese mundo que está detrás de la cortina”.


Entonces, por ahora, el joven Agassi pareciera más cautivado por la idea de jugar con los Troyanos, el equipo de USC, y después ver hasta dónde lo lleva eso.


Pero el suyo es definitivamente un nombre al que hay que seguir de cerca. Y no sólo porque su apellido sea tan conocido por los fanáticos.


“Es un muchacho increíblemente fuerte, con un poder nato”, dijo un evaluador de talento de un equipo de Grandes Ligas.


El poder lo exhibe tanto en el plato como en el montículo. Agassi es considerado el prospecto Nro. 2 en Nevada por Perfect Game, debido a esa recta de más de 90 millas por hora que tira con total naturalidad, su proyección como bateador y sus buenas manos a la defensa. Agassi no heredó de sus padres la pasión por el tenis, pero sí su coordinación ojos-mano y la habilidad para brillar en los grandes momentos.


El plan es que ponga a trabajar todas esas herramientas en USC como lanzador y bateador. En algún momento, sin embargo, tendrá que elegir un carril.


“Tarde o temprano, el béisbol tomará esa decisión por él”, expresó Andre. “Pero objetivamente, con su compostura y su control del juego, el pareciera realmente brillar en el montículo”.


El coach de Jaden desde que tenía 8 años, un ex lanzador de ligas menores llamado Evan Greusel, está de acuerdo con eso.


“Tiene una personalidad de lanzador”, dice Greusel. “Hace bromas divertidas, tiene sus manías. También tiene un tremendo movimiento hacia primera y es el mejor pitcher a la hora de mantener a los corredores que he visto en cualquier nivel. Y jamás lo he visto desencajado en la lomita”.


Agassi puede sorprender a los bateadores contrarios con lo que califica, a su edad, como la extraña capacidad de tirar un buen cambio de velocidad.


“Muchos pueden tirar lanzamientos rompientes, pero su cambio es de lo mejor que he visto”, afirmó Brad Maloff, otro de los instructores de Agassi en Las Vegas Recruits. “Ése es el pitcheo con el que consigue outs”.


Entonces, Andre Agassi y Graf quizás terminen sirviéndole al mundo un as diferente. Es un resultado un poco improbable para este par de miembros del Salón de la Fama Internacional del Tenis, pues ninguno de los dos tenía mayores vínculos anteriores con el béisbol. Graf creció en Alemania y Agassi afirma que la única vez en su vida que jugó béisbol fue para un comercial de Nike en el que varios atletas salían jugando deportes distintos a ese por el cual eran famosos. Randy Johnson era jugador de boliche, Serena Williams de voleibol, Lance Armstrong un boxeador y Agassi el torpedero de los Medias Rojas.


“No podía moverme hacia los lados y (tenía) cero fuerza en el brazo, horrible”, contó Andre entre risas. “No había forma de que me pudieras esconder en ninguna parte en un juego de béisbol”.


Para Jaden, no hay forma de esconderse de su famoso apellido, Agassi, que viste con orgullo en su uniforme. Y ve a sus padres no como un legado que tiene que seguir, sino como dos ejemplos.


“Una cosa que siempre me ha quedado de ellos es su ética de trabajo”, asegura el prospecto. “Es una bendición que te enseñen eso siendo tan joven. Tengo mucho respeto por todo el trabajo que se necesita para ser el mejor en algo”.


En su autobiografía, “Open”, Andre Agassi escribió sobre todo el resentimiento que le tenía al deporte que lo convirtió en estrella, cómo se vio obligado por su propio padre a jugar tenis y todo lo solitario que era.


“De todos los juegos que practican hombres y mujeres”, escribió, “el tenis es el más cercano a un confinamiento solitario”.


El béisbol le ha dado a Jaden la experiencia contraria. Él y su hermana menor, Jaz, quien participa en competencias de hip-hop, pudieron elegir con libertad y seguir sus propias pasiones. Jaden empezó a jugar béisbol a los cinco años y al poco tiempo se empezó a tomar en serio el mundo del deporte. Ha jugado béisbol organizado, viajando a distintos lugares y torneos, la mayor parte de su vida.


“Es divertido, porque Andre nunca quiso que Jaden se interesase tanto en el deporte”, dijo Greusel, “porque él sabe lo duro que es el camino y cuál es el porcentaje de gente que realmente tiene éxito”.


Pero al fin y al cabo, fue imposible obviar el talento de Jaden en el diamante. Y su enfoque lo ha ayudado a sacar lo mejor de ese talento y seguir al pie de la letra el proceso de rehabilitación de su codo.


“Estoy muy orgulloso de él”, confiesa Andre. “Siempre fue un niño muy precavido y ordenado. Ha aprendido a ganarse sus propias cosas, crear su propio camino, y hace lo que sea necesario para lograrlo. Verlo me enorgullece mucho. Pero no necesita ser un atleta grandioso para que yo disfrute verlo”.


Lleva la realeza del tenis en la sangre. Pero Jaden cambió la cancha por el diamante y encontró su propio amor.

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