¿Pretexto o realidad? Esa es la cuestión para el equipo de Los Angeles.
El jugador del cuadro de los Dodgers de Los Ángeles, Miguel Rojas, andaba bien emperrado con la manera en la que los umpires manejaron el tema del clima y por supuesto, de la lluvia el domingo en el Wrigley Field; en el último de la serie contra los Cachorros de Chicago.
Por más de tres entradas sobrevivieron a una tormentilla hasta que finalmente pidieron la lona a mitad de la cuarta. Pero pos ya pa' que... el campo se había vuelto injugable.
"Estoy jugando en un charco de agua", dijo Rojas. "Todo el mundo puede verlo. Esas no son las condiciones ideales. Me resbalé en el plato. Algo podría haber pasado, no sólo a mí sino a cualquiera en el equipo. No sólo en nuestro equipo. Estamos hablando de jugadores. Tenemos que cuidarnos unos a otros y siento que no fue la forma correcta de hacerlo".
Los jugadores del cuadro de los Dodgers cometieron tres errores en las primeras cuatro entradas, lo que terminó en la victoria de los Cachorros por 8-1.
La necesidad de al menos completar cinco entradas probablemente era porque los Dodgers no vuelven a visitar Wrigley Field esta temporada, osea que si no era ahora, no era nunca.
¿La solución para Rojas? Esperar a que terminara la tormenta para iniciar a jugar.
"Nadie quiere quedarse sentado durante dos horas, pero es nuestro trabajo", dijo Rojas. "No tenemos adónde ir. De todos modos íbamos a estar aquí hasta las 7 p.m., y mañana llegaremos a Minnesota y jugaremos otro partido. Habría sido lo mismo".